Ser lesbiana feminista no es igual a ser una comehombre o una odia hombres. Hay personas que de vez en cuando vienen con esos argumentos.
Y una tiene que salir, con muucha paciencia dentro de lo posible, a explicar que eso es una pelotudez, o que al menos no es una generalidad.
La idea de ser lesbiana feminista le suena tan extraño a algunas personas, y muchas veces a las lesbianas que no se consideran feministas y a las feministas que no son lesbianas.
Una está situada en una tierra de puro continuum lésbico (al decir de Adrienne Rich) y trata de construir su vida y sus acciones militantes desde este lugar de novedad. Para mí lo sigue siendo, más allá de que salí del closet en 1989.
La novedad es poder hacer cosas desde un espacio que intenta correrse del patriarcado, hacerle frente.
Y este hacer es el que torna lo personal en político: la vida, la creación, el amor, las relaciones personales.
Todo un aprendizaje diario. Toda una práctica cotidiana que no me asegura ser perfecta ni una excelente persona para todo el mundo, pero sí me da la posibilidad de transformación. Y ese, en cierta medida, es un trabajo netamente personal.
1 comentario:
Odio las clasificaciones (salvo las listas de los mejores discos del año). Tomando una frase de la Sontag, "fotografiar es encuadrar, y encuadrar es excluir".
Besarme en la calle con mi novia es un acto personal -animal, a veces-, llevado por los sentimientos -las hormonas, a veces-. Q sea interpretable como político/ reivindicativo, q tenga sus consecuencias y que haga pensar a la gente q lo observa (por mí genial), ya no es cosa mía. Yo sólo hago lo q m apetece. Como individuo.
Soy mujer. No puedo NO ser feminista. Lo contraio sería tirar piedras sobre mi propio tejado, como ser albañil o campesino y votar a la derecha. Pero no me veo representada en ningún "grupo". Me siento muy "solitaria", en el sentido de única, diferente. Un individuo que no encaja, y me agrada no hacerlo.
Publicar un comentario